La firma
La firma es un misterioso garabato que nos muestra la personalidad de cada uno. A lo largo de los años cambiamos la firma o al menos los primeros años, hasta asentar su trazo. La mayoría de nosotros sólo sabemos de ella, que nos gusta y es aceptable.
La psicografología es un arte. Cada letra es, por tanto, la manifestación inconsciente y simbólica de una idea de nosotros mismos. En ella está inscrito, sin darnos cuenta, lo que expresamos de nosotros mismos. Analizar la firma es complejo, pues están expuestas características psíquicas más profundas de lo que creemos.
Quizás, es más adecuado un ejemplo de una firma. Vamos con ello.
La firma que tenéis delante, nos está diciendo sin abrir la boca, todo esto:
La persona que realiza esta firma es de tendencia emocional intensa, puede pasar a entender lo profundo y lo superficial. Interesada en las dificultades que es donde mejor se maneja, le gusta inspeccionar lo oculto para entenderlo. De una actividad psíquica intensa, se distrae en muchas situaciones con acciones diversas. En su vida pasa por un feedback continuo, se retroalimenta de muchas posibilidades.
Termina su firma en una punta de lanza, lo que simboliza que antes o después acaba consiguiendo sus objetivos, no sin antes haber probado distintas conductas. Sabe que para lograr un objetivo, antes hay que pasar por el lado oscuro de su propia vivencia. No tiene miedo a hacerlo. Es un luchador esforzado de las vicisitudes que en el camino aguardan. Con una personalidad que tarde o temprano obtiene sus objetivos.
Todos tenemos una firma, nos guste más o menos. La hemos mirado, la hemos repetido. ¿Nos vemos reflejados en ella?